No se las lleva el viento
– Es la Madre Pilar, abadesa del monasterio. Te dejo con ella –dijo la hermana –te comunicará las normas que debes acatar estos días de estancia con nosotras. –Dios está contigo. Eres Kira, ¿verdad?, bonito nombre hebreo –fue su saludo–. Me gustaría preguntarte cuál es tu intención al ingresar estos días aquí, si no te importa responderme, por supuesto. – Busco paz en mi vida, solo eso. Necesito unos días de reflexión interior. O más bien de silencio. Y pensé que este lugar