De entre los azules, la madre mece al hijo en su regazo y le canta una nana. El niño duerme plácido y sereno, sin miedo al odio y al terror de la guerra, que abajo permanecen rotos y pisoteados. La destructora del mundo queda destruida, la bondad y ternura ganan la batalla.
El toro se convierte en buey. El caballo alado libre, y con sus crines al viento, recuerda a lo lejos a la mula del villancico navideño. El portal de los cristianos aparece iluminado por una estrella de David, mientras que los cuernos del toro simbolizan la luna árabe.
El ser humano unido en su propia esencia. Y puesta a soñar, pues de ello se trata, me quedo con la bondad.
La paloma vuela libre transmitiendo el mensaje de paz mientras que la delicada margarita, símbolo de la vida, brota venciendo a la muerte de acero.
La brisa extiende su aroma que la sensibilidad y dulzura junto a la sabiduría, encarnadas en rostros de mujer, aspiran con suavidad.
Unas notas musicales se desprenden de una partitura, "la Quinta Sinfonía de Beethoven", bailan ondeando el aire y entre los azules serpentean envolviendo en un abrazo al amor y la pasión.
La guitarra simboliza al Arte. Nada hay más grande en el ser humano que poder crear.
Rompiendo con el orden establecido he retrocedido en el tiempo.
Este pequeño cuadro en el que os he sumergido hoy, es anterior a todos los demás: apareció casi en los inicios de mi resurgir cómo artista plástica.
Pertenece a la que llamé "mi época azul", plagiando al autor de mi modelo, pues por aquel entonces este color era mi preferido.
Quiero recordar que es la única versión que he realizado a lo largo de mi vida,....¡Uppps!, no, miento. En mis años más jóvenes también realice otras, curiosamente del mismo pintor.
Una pintura no debiera explicarse, no lo necesita; cada uno la observa y se deja llevar. Sus formas, colores, composición y atmósfera, se mezclan junto al alma del artista en una alquimia perfecta, y está irá introduciéndose en la propia alma del observador con la intensidad que cada uno la deje pasar a sus adentros.
Pero también es cierto que en ocasiones el artista busca transmitir ideas y emociones mediante imágenes simbólicas tan suyas, que una explicación crítica por parte de alguien entendido, pero sobre todo de él mismo, acercan la obra de manera considerable. Y esta es mi intención, presentaros mi humilde versión de la genial obra de Picasso, "el Guernica".
En mi pequeña tela sitúo la mayoría de los elementos y personajes que Picasso utilizó en su obra maestra, incluso los organizo de manera parecida. Cuando tengo claro el espacio y las formas de mis personajes, pues los hago míos,... los echo a volar.
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