Y creó la esencia de mujer a su imagen y semejanza, a su imagen y semejanza la creó. Tomó los colores más maravillosos de su paleta e iluminó el lienzo . Inventó una primavera dónde nacer de entre las infinitas flores.
La colmó de gracia y belleza, de espontaneidad y frescura. Su rostro fue perfilándose cual niña joven de cabellos dorados serpenteantes al viento. Resurgió de entre las circunferencias inmutables el reflejo de la eterna Venus de Botticelli. Niña floreciente en un mundo incierto.
Rodando y rodando atravesó el tiempo. La luz del verano bronceó su piel, la hizo mujer de lágrimas y fuego, la cubrió de amores y sueños, de poemas y sentimientos.
La juventud se le acercó atrevida, la frescura de un mar azul envolvió su rostro salpicando su cabello de olas que a veces tímidas la arrastraban hacia sus adentros.
Transcurre el tiempo sin pausa, gira y gira el mundo, nunca se detiene. El viento otoñal sopla, los ocres y rojizos se hacen hojarasca mientras tú mujer avanzas.
¡No te detengas!, aún te quedan fuerzas para remendar sueños rotos con los que abrigar tu alma.
Tus pequeños crecieron, ya se hicieron hombres, y libres despliegan sus alas. La soledad amenaza tus atardeceres que se diluyen buscando el sosiego y la calma.
Sopla un viento gélido girando sin pausa, arrastra los años vividos y congela el alma.
Mujer de manos secas y escarchadas llegó el invierno a tu vida sin aviso ni pausa, en un suspiro marcharon las estaciones, ya tu memoria quedó congelada a la espera de que los tuyos te acompañen los últimos días que contemples el alba.
Pintando palabras
Portalo
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